La perseverancia tiene recompensaspara maestra aspirante

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By Sonoma County Adult Education

El terminar la preparatoria hizo posible que esta estudiante cumpliera sus sueños

Una mujer joven sonríe mientras está sentada en un escritorio en una biblioteca. Otra mujer está sentada detrás de ella con una computadora portátil abierta.
Noemí Acosta obtuvo su diploma de preparatoria gracias a la educación para adultos. Con la meta de ser maestra, actualmente tutela a estudiantes adultos del mismo programa de equivalencia de preparatoria al que asistió. Fotografía de Owen Kahn

Criada en México, de niña Noemí Acosta admiraba a sus maestros.

“Estaba impresionada por todo lo que sabían, y todo lo que nos enseñaban”, dijo Acosta. Recuerda como a los 7 años les enseñó el abecedario a sus vecinos en un pasillo de su casa en México con una tiza y un pequeño pizarrón.

“Desde chica sabía que quería ser maestra”, dijo.

Ahora tiene 30 años, está casada y tiene dos niños, pero su sueño de convertirse en maestra profesional fue interrumpido en dos ocasiones: primero cuando no pudo pagar la colegiatura en México y luego cuando nació su hijo más pequeño.

Quiero que los niños me recuerden con el mismo cariño que yo recuerdo a mis maestros.

Noemí Acosta
Estudiante de educación para adultos, y maestra aspirante

Cuando finalizó con las clases preparatorias para la universidad en México, Acosta enfrentó la cruel realidad: no podía pagar su educación. Consiguió trabajo como cajera de un cooperativo de crédito Mexicano y ascendió a oficial de préstamo durante sus cinco años en el banco.

En 2013, Acosta y Abril, su niña que entonces tenía 2 años, inmigraron al sur de California, donde se encontraba su esposo, José. Noemí tomó cursos de inglés como segundo idioma durante cinco meses, pero tuvo que dejarlos cuando nació su hijo Alberto en 2014.

Según Danny Bever, quien da clases para adultos en la escuela preparatoria San Antonio en Petaluma, los estudiantes abandonan la escuela “por muchos motivos, pero pocos tienen que ver con la falta de aptitudes o motivación”. Agrego que frecuentemente, “la vida se entromete con las buenas intenciones”.

Sin embargo, afirmó que la educación para adultos siempre será posible para aquellos que quieran terminar la escuela.

En 2015, la familia se mudó a Santa Rosa. Allí, Acosta finalmente pudo encontrar el equilibrio entre tener la capacidad, el acceso, y el tiempo preciso para continuar con su pasión. Regresó a la escuela para adultos en el Colegio de Santa Rosa (SRJC), donde completó el Programa de Equivalencia de Preparatoria (HEP) en dos meses. En la actualidad cursa el último año de SRJC y recibe asistencia financiera para ayudarle a cubrir el costo de su educación. Tiene intenciones de asistir a la Universidad Estatal de Sonoma y recibirse de maestra en 2022.

Acosta está agradecida por las oportunidades de educación que se le brindaron en California. En la actualidad, enseña a agricultores en el Programa de Equivalencia de Preparatoria (HEP) de SRJC, donde se recibió. Le gusta el trabajo, pero no deja de soñar con enseñar.

“Quiero estar al frente de una clase”, dijo Acosta. “Y quiero que los niños me recuerden con el mismo cariño que yo recuerdo a mis maestros”.

Por Edgar Sanchez

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